La Golondrina común, Hirundo rustica, anuncia la llegada del verano.
Planeando a gran altura los aviones y las golondrinas
pueden engañar, pero en una indagación más detenida rápido se aprecia que el
Avión Común Delichon urbicum tiene la cola menos bifurcada que la
Golondrina Común y, sobre todo, su obispillo o rabadilla de color blanco puro,
es un rasgo característico.
El éxodo primaveral de la Golondrina Común resulta asombrosamente
evidente en todas partes. Las primeras llegadas se producen en Andalucía en el
mes de febrero. Muchas ya se
aprecian en días despejados cruzar el Estrecho de Gibraltar volando a no mucha elevación.
El mayor número comienza a verse en marzo.
Habitualmente un buen contingente costea antes de penetrar en tierra firme
donde siguen las líneas de los valles. Abril,
en especial los primeros 15 días del mes, da el mayor número de golondrinas en
paso. Alimentándose de plancton aéreo, los tránsitos diurnos suelen ser prolongados
y una media de 150 Km cada jornada de ascenso hacia el Norte se puede valorar
con escaso error. Con vientos fuertes pasan a baja altura. En Guipúzcoa donde
la observación es fácil en abril y primeros días de mayo, son muchos millares
de golondrinas las que costean o vuelan muy bajas con tiempos del Sur, algunas
a ras de la hierba, al extremo de que no es difícil realizar su captura. Este
mismo hecho se produce en gran parte de la Península, pues la penetración por
el Sur se realiza en un frente extenso que abarca toda la costa sin que el recorrido
de trozos de mar sea obstáculo para este pajaro. El paso de golondrinas es también
denso a lo largo del Cantábrico.
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